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martes, 12 de junio de 2012

¿Cómo asumimos el envejecimiento en Chile?


Como profesor de morfología podría describir latamente cada uno de los cambios asociados al envejecimiento, sin embargo hoy quiero compartir con ustedes una reflexión más allá de la ciencia.  Y es que en Chile envejecemos mal. No todos, claramente. El mal envejecer viene dado por una serie de factores. 

Partamos analizando los estilos de vida, la encuesta nacional de Salud en Chile nos alerta de lo sedentarios que somos, de nuestro gusto por la sal, por el tabaco (ojo que las mujeres son más fumadoras que antes) y nuestro sobrepeso. Nuestro país envejece y no lo hace bien. Además hay muchos que envejecen solos, o más bien solas, puesto que la esperanza de vida de las mujeres se distancia por sobre la de los hombres. Agreguemos otro ingrediente más: cuando envejecemos, hay algunos (no pocos) que comienzan a aislarse y a cultivar menos las amistades y sienten los días más fríos o calurosos que antes (siempre puede haber una excusa, la climatológica es la más frecuente), por lo que se encierran en casa. 

¿Qué ocurre con la sociedad? ¿Pocos espacios de participación?. ¿Y los sistemas de salud? Eso da para una columna más larga, pero podemos decir que los adultos mayores no son atractivos para las ISAPRES y la salud pública sufre estirando el percápita para costear fármacos para casi todo. 

¿Qué podemos hacer hoy?  En mi opinión educar. Educar en todos los niveles. A todos. A los padres, creen el hábito del deporte y el gusto por comer sano. Les propongo que cambiemos el “cuco” que asustaba los niños, por el “cuco que fuma”.  A nuestros adolescentes, hablemos de lo mismo pero agreguemos el tema del sexo seguro. A los estudiantes de medicina, que internalicen el ciclo vital para que puedan prevenir y aconsejar y no sólo curar enfermedades. A nuestras autoridades, abran los espacios para el desarrollo del adulto mayor,  participen en causas sociales y lideren juntas de vecinos. A los investigadores, que se enfoquen en cómo envejecer mejor. Y a nuestros adultos mayores con hipertensión, diabetes y enfermedades pulmonares obstructivas, tomen conciencia de su enfermedad y sigan las indicaciones de su médico y por sobretodo, piense que sus días son buenos, que puede seguir encontrando amigos y causas para apasionarse. 

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